“Descanso, contemplación. La brisa cálida apenas interrumpe el placer de pensar en nada y el vacío llega a penetrar en las olas. Quedan huecos de tiempo y espacio para ser usurpados por nuevas ideas que se mecen como arrastradas por el viento hasta llegar a destino y descansar al sol.
Vuelve el movimiento a repetirse, el ciclo se reanuda, se despierta, abre los ojos, se viste de rojo y descalzo, ya en la playa, vende frutillas de hielo”.